lunes, 25 de mayo de 2015

Juegos de la Época Colonial

Época Colonial


Un viajero del tiempo

Comienza la noche del 24, día en que la Plaza es iluminada mediante un amplio círculo de madera que rodea la Pirámide de Mayo. Agitada, bulliciosa, la población invade las calles. Desfilan a la Plaza de la Victoria para ver los fuegos artificiales.

Fiel a la tradición, la gente invade las galerías del Cabildo, la Recova y las veredas. Los balcones y las azoteas se coronan a su vez. La Pirámide y toda la Plaza están decoradas con inscripciones, símbolos, trofeos, guirnaldas y banderas en memoria de los felices acontecimientos revolucionarios. Los edificios públicos y las casas particulares están iluminados con fanales.

Se acerca la medianoche y todos están listos para festejar el aniversario de la primera junta de gobierno.

Se oye entonces las primeras interpretaciones de música militar en las galerías del Cabildo y pueden verse globos de fuegos artificiales de todas clases. Me sorprende que, dado el descuido con el que juegan los muchachos con los fuegos artificiales en la calle, no ocurran más accidentes.

Desde la madrugada los cañonazos saludan la salida del sol. Hay griterío, atropellos, música que se oye por todos lados, banderas, danzas y los escuelistas que se preparan alrededor de la Pirámide.

Por la mañana del 25, unos 700 escolares vestidos de azul y blanco marchan por la Plaza hasta formar un cuadro entorno a la Pirámide, lugar donde cantan "la marcha patriótica", lo que nosotros llamamos el himno.

Cada uno canta una estrofa y todos juntos el coro. Luego se dicen loas patrióticas y se echan relaciones que encienden el fervor patriótico a todos los espectadores. Se expresan sentimientos de libertad civil y política, aunque tampoco es raro oír junto a slogans sobre los derechos del hombre.

Siendo las 11 entran los soldados a la Plaza, se instalan en el Fuerte y la Catedral. Sale el Gobierno en pleno para oír el Te Deum. Los doctores, los escribanos, la escolta a caballo, todos acompañan.

Los festejos continúan en la Plaza de Lorea, donde los toros apenas se toleran. Se ven las corridas de toros de las últimas que se van a realizar, pues ya se acerca el gobierno de Rivadavia con sus ideas reformadoras. Las autoridades oficiales no concurren a este tipo de eventos por considerarlas una diversión indigna de la "Atenas del Plata". Sólo esta presente el Alcalde y el Jefe de la Policía para evitar desórdenes.

Para las damas de la ciudad se hace una ceremonia en la Iglesia del Colegio, dónde se les distribuye premios a las señoritas que se han destacado en alguna rama de sus estudios. Durante la ceremonia se toca el órgano y otros instrumentos, mientras todos danzan al compás de la música.

Por la tarde se plantan en la Plaza varios "palos enjabonados" que tienen en su extremidad superior chales, relojes y bolsas con dinero. Quien logra trepar al palo obtiene cualquiera de esos premios. También hay un ingenioso aparato llamado "rompecabezas", que consiste en una estaca colocada longitudinalmente sobre pivotes, a la que se sube por una soga. La dificultad consiste en pasar por esta estaca. Cientos de personas fracasan: el ganador gana como premio una moneda.

Ya al anochecer paseé por la Plaza, los niños disfrazados de ángeles me parecieron querubines y jinetes enmascarados cabalgan por las calles vestidos como los "jockeys", se dirigieron a la Alameda y, colocando una argolla en el medio de una cuerda, trataban de ensartarla a todo galope. Luego me dijeron que esa competencia se llama carrera de sortijas.

La noche del 25 se despide en la Plaza, donde todos siguen danzando como si nada, mientras se ve trepar como un gato al palo a un marinero ganando todos los premios. La música y los festejos duran hasta altas horas de la madrugada acompañados de fuegos artificiales y un cohete al azar que no deja de asombrar a todos los allí presentes.

En aquellos días de festejo me sentí feliz y libre de toda preocupación, ya que vi distintos estilos, diferentes ritos cívicos y diversas maneras de recordar la Revolución de Mayo. Lo cual me hace llegar a la conclusión que tanto en el pasado como ahora en el presente todos celebramos esta fecha con un mismo amor hacia nuestra Patria.